sábado, 31 de mayo de 2008

Tarea 3

Vicente Aleixandre

ADOLESCENCIA

Vinieras y te fueras dulcemente,
de otro camino
a otro camino. Verte,
y ya otra vez no verte.
Pasar por un puente a otro puente.
-El pie breve,
la luz vencida alegre-.

Muchacho que sería yo mirando
aguas abajo la corriente,
y en el espejo tu pasaje
fluir, desvanecerse.

Antonio Machado

A un olmo seco

Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo,
algunas hojas verde le han salido.
¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.
No será, cual los alamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.
Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
hunden sus telas grises las arañas.
Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que, rojo en el hogar, mañana
ardas, de alguna misera caseta
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hacia la mar te empuje,
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.

Jorge Guillèn

Tréboles

«La muerte». Más tajante: «death».
No es menos penoso que rime,
Si tarda en llegar, con «vejez».

Un año más, un año menos.
Tras poco día, noche vieja:
Tu filo, San Silvestre. Henos
Con la amenaza que no ceja.

He soñado cosas extrañas:
Escondiéndome su sentido
Me extravían por sus marañas.
¿Quién seré, quién soy, quién he sido?

Y se me escapa la vida
Ganando velocidad
Como piedra en su caída.

Juan Ramon Jimenez

ÁLAMO BLANCO

Arriba canta el pájaro y abajo canta el agua.
(Arriba y abajo, se me abre el alma.)

Entre dos melodías la columna de plata.
Hoja, pájaro, estrella; baja flor, raíz, agua.
Entre dos conmociones la columna de plata.
(Y tú, tronco ideal, entre mi alma y mi alma.)

Mece a la estrella el trino, la onda a la flor baja.
(Abajo y arriba, me tiembla el alma.)

Luis Cernuda

Escondido en los muros
este jardín me brinda
sus ramas y sus aguas
de secreta delicia.

Qué silencio. ¿Es así
el mundo?... Cruz al cielo
desfilando paisajes,
risueño hacia lo lejos.

Tierra indolente. En vano
resplandece el destino.
Junto a las aguas quietas
sueño y pienso que vivo.

Mas el tiempo ya tasa
el poder de esta hora;
madura su medida,
escapa entre sus rosas.

Y el aire fresco vuelve
con la noche cercana,
su tersura olvidando
las ramas y las aguas.

Pedro Salinas

A ESA, A LA QUE YO QUIERO

A esa, a la que yo quiero,
no es a la que se da rindiéndose,
a la que se entrega cayendo,
de fatiga, de peso muerto,
como el agua por ley de lluvia.
hacia abajo, presa segura
de la tumba vaga del suelo.
A esa, a la que yo quiero,
es a la que se entrega venciendo,
venciéndose,
desde su libertad saltando
por el ímpetu de la gana,
de la gana de amor, surtida,
surtidor, o garza volante,
o disparada -la saeta-,
sobre su pena victoriosa,
hacia arriba, ganando el cielo.